Cangrena - Demoniak Transition

by - agosto 06, 2016


En reiteradas ocasiones, Nietzsche se refirió a la música como la experiencia de lo monstruoso (ungeheur), es decir, como aquello que desborda los límites y dimensiones apolíneas. Y, justamente, cuando se escuchan los primeros segundos de Demoniak Transition (1999) se experimenta una sensación de rebosamiento en la que los causes usuales de la música (su pulcritud, su precisión, su claridad civilizada) se transgreden hasta alcanzar la expresión de un caos estremecedor. Cangrena expone aquello que podría concebirse como música dionisíaca, puesto que lleva a un estado de intoxicación, nos devuelve al caos primitivo en el que la visceralidad no ha sido todavía domeñada, y cada uno de los reductos del sonido se conducen siguiendo desordenadamente su instinto mientras comunican el propio abismo de su naturaleza.

Todo contribuye a esta pérdida de la serenidad, de las bases armonizadas: la extraña y apabullante velocidad bajo la que marcha la batería, el impulso misterioso que conduce los hilos de la guitarra, y la gutural abismal que está por encima de lo otro profiriendo un mensaje que apenas llega a comprenderse. No hay prácticamente pasajes en Demoniak Transition en los que esta fuerza informe se detenga o dé tregua, y a lo mejor sea porque aquellas dos palabras ya anticipan la confusión que vendrá para quien la escucha: una transición del concepto mismo de la música, que deja de estar ligada a lo bello, a lo tradicionalmente estético, para exigir, más bien, la caída en el abismo, la aceptación del desgarramiento y el golpe de aquellas potencias que, pesadas y oscuras, nos acercan a un estado primordial.

Cangrena concibe el Death Metal como una especie de realidad desenfrenada: por un lado, hace que su música altere permanentemente los sentidos, entregando a quien la escucha una crudeza que lo consterna, y, por otro, unas letras que terminan de operar en él la locura: el reino de las sombras apoderándose de la luminosidad, la carnalidad pisoteando los valores tradicionales, la violencia que trae la lucha por la supervivencia, la pérdida de la propia conciencia por posesión, la burla de los dioses; todo nos hunde más y más en el caos de lo que ya, difícilmente, podrá volver a organizarse. Y, por tal razón, cuando finalizan los casi 40 minutos de Demoniak Transition, o bien se mantiene en nosotros la inquietud como una prolongación infinita, o bien, se trata de olvidar todo como una pesadilla de la que se despierta perturbado.

El disco fue lanzado en 1999 a través del gran sello mexicano American Line Productions, y hace parte de los títulos más interesantes de su inventario, junto al de otras bandas como The Zephyr, Necrofilia, Holocausto, Witchcraft, Tenebrarum, etcétera. La portada del disco, como puede verse, representa también un poco el concepto antes descrito, y este se conserva en el diseño interior del álbum, en donde además se incluyen las letras de las canciones y los agradecimientos. Como única falla habría de destacarse los muchos errores de redacción que hay en el booklet y el hecho de que, aunque en la lista de los temas se separa el instrumental "Predessesor" de la siguiente canción, "When the Putrefaction Arrives to Us", sólo hay 8 pistas en el CD y, por tanto, estos dos temas se encuentran unidos.

CANGRENA. Demoniak Transition. American Line Productions. 1999.
RANK: 8.5/10

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